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miércoles, 30 de junio de 2010

lo que no se pudre, se quema

la metrópoli dispara catástrofes de humo

y nadie quiere ser demasiado pesimista
en sus textos o en sus discursos
repartidos en la esquina,
desde un cajón de manzana, en épocas de antaño.


los soles del progreso,
y también sus noches,
han inundado la gran urbe con ofertas
y nacieron raros desmesurados.


                                                          que caminan sin nada que perder.


lo que no se pudre se quema,
me dice Lucianito atolondrado, lleno de luz y con los cachetes de tierra
que se robó del potrero de su barrio.


la metrópoli dispara catástrofes de humo
porque se ha fundido en los subsuelos
el deshecho resinoso que pudrió todo por adentro.

Ya, la tarde se aleja desarmada
en mil piezas que la formaron hoy sobre la costanera
sur
y rebota en el Río de la Plata.


                                                                            que caminan sin nada que perder


porque se quema lo que no se pudre
la metrópoli muere hecha catástrofes de humo

y los andamios de suelo puro
premiados con la soledad
de las altas montañas o la quietud
de la llanura insonora

morirán cinco o diez minutos después

como mártires,
que caminan sobrevivientes
                                                                                          sin nada que perder
y con el reflejo del colapso en ambos ojos.


B


 









"Tras haber escuchado
 la guerra en calma
 los repiques del cráneo dejan
 de ser una adicción" -

 Fotos: Los pibes

martes, 29 de junio de 2010

mejor ni mirar

La paleta de posibilidades se volvió gigante. Es análoga de la locura con la que el narigón de pelo largo y blanco recorre esa parte de la plaza Bernardo Houssay. Con los ojos en fuego recorre cada recoveco. “Cómo la pude haber perdido la puta madre”, repite. Dice eso y nada más. Cerca de el, estábamos yo y una señora gorda con grandes aros brillantes y las piel de las manos caída pero almidonada con anillos. Pasa y nos mira con la certeza de que, alguno, se ha encanutado lo que el perdió. Anda con ojeras de ayer y la barba de un poco más. Simétricamente camina fuera de sus cabales. Mejor ni mirar. Esa tarde, me sorprendió mientras el sol de invierno se caía atrás de la Facultad de Medicina. Pensaba en una antigua muy antigua muchachita de la que estuve enamorado. Vivía en el corazón de la Avenida Corrientes, o más bien, a media cuadra de allí.




Ella tocaba el timbre en una iglesia de Once todas las tardes a las seis. Lo hacía desde los ocho años y ya estaba terminando el colegio secundario. Primario y secundario, ambos, en colegios de la zona. Siempre el mismo recorrido de vuelta a casa.

El bar en la esquina de Córdoba y Callao. Conocía a todos los mozos, amigos de su padre. Con el paso de los años y las crisis quedó solo uno conocido. León. Primer hijo de una familia Trotskista. Le regalaba una flor cada viernes que ella pasaba por allí, mientras recitaba su tan característico “buenas Tardes, señorita", con la ceja derecha levantada. Luego, el gigantesco edificio de Aguas Argentinas con el sol de mediodía justo arriba estirando los picos y puntas de la construcción casi 20 años más vieja que la joven, que le tapaba los rayos asesinos del sol cuando volvía de gira, con los ojos entrecerrados y ausentes de lucidez.



Cuando nos dejamos de ver, ya no estudiaba. Sin embargo, fui algunos días a las seis de la tarde. Me paraba en la puerta de la entrada administrativa que tenía el templo. No fue nunca más. Me comentaron, tiempo después, que se había mudado a José C. Paz. Allá al Oeste, con una amiga, que vivía cerca de la villa Papelito. Un bario tranquilísimo, de gente trabajadora, me dijo una conocia de ella con la que todavía hablo. Seguía estudiando sociología en la Universidad de Buenos Aires, pero laburaba cerca de su casa. Fui algunas veces más a la iglesia, a veces tocaba el timbre.Después, pasaba pero ya no me quedé nunca más. El párroco mandó a poner cámaras. Dos, una arriba de cada extremo que tenía la puerta de madera maciza. Dejé de ir. Supongo que ella también. Mejor ni mirar. Así, de esa forma, suena todo distito, porque ya se hizo de noche en este banco de cemento.

B
fotos: los pibes

viernes, 11 de junio de 2010

miniciclo como viene



decido que de todas formas duele. decido que decido. cierro los ojos y elijo, no existe fácil o difícil. en nadie. decido que elijo. la difícil. otra vez. los ojos ya me duelen. me decido a doler. elijo que decido que no duele. porque de todas formas va a doler.
el diente que le falta a tu verano, lo guardo. yo y mi almohada. justo entre las plumas de la magia desacartonada. junto a los pájaros que perdieron el miedo y a la izquierda de los que se cruzan en el camino. corte liebre de madrugada. y cuando pienso en devolverlo siempre pasa lo mismo. me acuerdo que las caras se repiten sin parar. una tras otra. todas escritas por las mismas teclitas de la misma máquina de escribir. tic tic tac tic tic tac.


¿te perdona tu figura?
de pie frente al encierro
tus gusanos de sueño
se desperdigan ahora
por la pata de un ajeno.

los zancos del que baila
serían más cortos
si nos tocara morir en ese cielo de virtudes

cuajo entre los dientes
cuando ya pasaron varios soles
de pie frente a los espantapájaros
con los castos
que nacen y mueren cargando el peligro
de someterse al desprestigio

¿te perdona tu figura?
pasan seguidos como escalera de crepúsculo
los parásitos transformados en rabia
de baba

cuajo de los zancos que siguen siendo cortos
sin preparar
para someterse a tal augurio
de tortura
de tal magnitud

¿te perdona tu figura?


B

lunes, 7 de junio de 2010

La primera



Cada uno con lo suyo,
esa es la ley primera.
Si no tenés más que yuyo,
te devoran los de afuera.

"Esto es pura libertad,
sólo el vago no llega".
Yo digo que es la maldad,
lo que a tus frases ciega.

¿Por qué actuamos así?
¿es que estamos perdidos?
Mirá el fuego de mi vela,
la que ilumina caminos.

Me ves tonto cuando digo,
que no hay que buscar plata.
Que en las pequeñas cosas,
está la sonrisa grata.

No quiero cambiar sistemas,
yo no comunico ismos.
Se hablan todos lo temas,
por el amor a los mismos.

Y si en el torbellino,
alguien lee lo que escribo,
me gratifica que sepan,
que aun así sigo vivo.


TNN

miércoles, 2 de junio de 2010

¿Cómo quiero recordarte?

Te conocí en un carnaval ambulante, y te saque la ficha al toque. Entre caretas y minas que mueven el culo, tus ojos me llamaron desde el principio. Yo soy más discreta, no tan llamativa como vos, por eso no te diste cuenta. Venía de otro mambo además, no estaba para el cortejo…
Paso el tiempo y todo fluyó, hay cosas que nos unieron desde el principio, y por eso nos mandamos cagadas también. No te quería más que a cualquiera, pero siempre estabas ahí sin planteos y hacíamos lo que nos pintaba, éramos buena compañía. Además del sexo, que era muy bueno, nunca teníamos problema con el lugar ni el momento. No somos de hablar mucho, a veces no necesitábamos palabras para entendernos.







Después, aquel dolor y esa visión por la que te llame llorando, que me persiguen de por vida. Me tranquilizó escucharte por teléfono, pero necesitaba que estés más cerca.
En la encrucijada del destino, yo elegí quererte, y vos me dijiste: “amor, no quiero boludearte”. A los meses me estabas sometiendo de nuevo.
Buen viaje me dijiste, y yo te dije hasta nunca. No necesito volver más. Te portaste como una mierda y con eso me dejaste ir, sabías que, sino, no te hubiera olvidado ¿Lo sabías? ¿O sólo eso era lo que tenías para darme? No se si alguna vez te amé o sólo tuve la ilusión de que me quisieras. Prefiero recordarte como alguien que me acompañó durante un momento bisagra en mi vida, después de todo, creo que marqué la tuya también.

agu
Así qué de esta forma es como sucede lo que vaticinaba. Desde acá veo todo. Estoy en el medio y parada sobre una piedra. Desde acá, el mar se retuerce en mil golondrinas que escapan. Se me mojaron las sandalias y el vestido verde manzana, hasta la altura del ombligo. El agua sube y la piedra desaparece. Así qué de esta forma es como llega el porvenir. Húmedo y limpiando la gilada. ¡Libre!
por fin
vuelo
sin poder respirar
vuelo
en el fondo del mar

acubada

el sol se puso por el medio
de los ocho andenes,
en la Estación Retiro

masas vagabundas de almas en pena
teñidas de naranja oscuro
con las chapas y los lomos de los trenes

Así sigue, hambrientos de ser aplastados,
apilados como ladrillos
sellados y por los cuatro costados

veloces como un vírgen
se casan las personas y las ideologías.
con la destreza de una plastilina

los extremos se doblan hasta cerrar el círculo
y de repente la posta es ser funcional al diámetro y al radio.
caminan en la mismas direcciones con la promiscuidad del ganado
tenidas de naranja oscuro
derritiéndose entre las chapas y los lomos de los trenes



de una muy piola calidad el video!
LOS DOS CUENTOS DE ACÁ ABAJO SE PASAN!

B

martes, 1 de junio de 2010

La mancha roja

    Allá por los años de posguerra, en una casa del sur de Michigan, el pequeño Timmy, de 9 años de edad se miraba el pie con terror. Lo que había sido un simple motivo de comicidad hoy lo tenía a mal traer. Parecía ser que por un pequeño defecto de crecimiento, el dedo pequeño de su pie derecho se levantaba y viraba a la izquierda, montandose al consiguiente. Asimismo, conservaba sangre en vez de dejarla correr y esto hacía que se tornara de un color rojo violaceo, que resaltaba frente a los demás dedos blancos.  
    Timmy no se animaba a contarle de la evolución continua de su dedo a su padre. Él era una persona importante, trabajaba como secretario en el Comité de Actividades Antiestadounidenses. El pequeño no entendía del todo de que se trataba el trabajo, pero siempre que su padre se quedaba hasta largas horas de la noche jugando naipes con sus amigotes de la oficina, Timmy oía desde la escalera frases como "todo lo que se torne a la izquierda debe desaparecer". Esto lo asustaba mucho al niño, que miraba su pie y no comprendía lo que pasaba. Ya habían tenido un episodio hacía poco tiempo con su padre, y había sido inflexible. Le había hecho descolgar todos los posters que tenía en su cuarto de Charlot, el personaje que Charles Chaplin interpretaba en sus películas, porque "ese sucio comunista sólo merece ser colgado de una manera, del cuello". Cuando supo que el actor había sido mandado a otro país, a otro continente por esa causa, fue el quiebre para Timmy, decidió enfrentar a su padre.
    Una noche, cuando el adulto llegaba a casa, fue interceptado por su hijo antes de entrar en su oficina, aunque este le pidió entrar, así la madre no se enteraba de la aterrante situación.
    Mientras Timmy se descalzaba su pie derecho, habló con voz firme:- Papá, creo que soy comunista.
    El padre absorto y balcuceante trató de persuadirlo:- Pero Timmy, ¿de qué hablas?, tu ni siquiera sabes lo que es el comunismo. Eres un buen chico.
    Decidido a ir hasta el fondo del asunto, sin importar las consecuencias, el niño le mostró su pie y más precisamente, su dedo color sangre que viraba a la izquierda. -Acá está la prueba, papi. ¿Ahora tendré que irme a vivir con Charlot?¿Tendré que dejar Estados Unidos?- añadía mientras le caían las primeras lágrimas- Papá, no quiero irme, no quiero ser comunista.
    A esto, el padre, ya con una sonrisa de alivio le dijo:- No querido hijo, tú no tendrás que irte. Eres un buen chico, tú irás al cielo. Ahora vamos a la mesa, que tu madre nos espera para una cena en familia.- Abrazó al chico, le beso la frente y salieron juntos al pasillo.


TNN